Vega Morón, abogada egresada de la Universidad de San Martín de Porres, no es una desconocida para el mandatario. Su nombre saltó a los titulares en 2022, cuando fue captada en una fiesta clandestina junto al entonces congresista Jerí, en pleno periodo de restricciones sanitarias.

Las imágenes difundidas por El Foco los mostraban en el bar Elephant, en Miraflores, celebrando el cumpleaños de una funcionaria municipal. Sin mascarillas, sin distanciamiento y con copas en mano, mientras el resto del país seguía encerrado y multado por reunirse.

La ironía es evidente: el mismo Estado que por entonces prohibía desfiles, procesiones y reuniones, hoy premia a una de sus infractoras con un cargo en la alta dirección del Ejecutivo. Vega, además, compartió equipo de trabajo con Jerí en el Parlamento, y su jurado de tesis fue —curiosamente— el actual jefe de Gabinete.

La noticia llega justo después de que el Gobierno decretara un nuevo estado de emergencia en Lima y Callao, suspendiendo libertades básicas “para combatir la delincuencia organizada”. En medio del caos, Jerí parece decidido a mostrar que la meritocracia, en su versión, se mide por afinidad y no por trayectoria.

Mientras el mandatario insiste en que “las guerras se ganan con acciones y no con palabras”, su más reciente acción deja un mensaje claro: la lucha contra el crimen puede esperar; los favores personales, no.