Los ministros faltaron y el ex canciller defendió el aumento de Dina Boluarte

Perú atraviesa una crisis política centrada en el polémico aumento salarial de la presidenta Dina Boluarte, que pasó de 15.600 a un montante mensual de 35.568 soles, un salto del 120 por ciento. La medida generó rechazo inmediato a nivel parlamentario y social, mientras el ejecutivo permanece en silencio.
Los ministros Eduardo Arana (PCM) y Raúl Pérez-Reyes (Economía) faltaron a una citación de la Comisión de Fiscalización, que esperaba respuestas sobre los fundamentos técnicos del aumento. Su ausencia fue calificada como una “burla” por el presidente de la comisión, Juan Burgos, y dio lugar al inicio de un proyecto de ley para derogar el decreto supremo que autorizó el incremento salarial. Además, se acordó citar a Boluarte al pleno del Congreso para que exponga su posición.
Dina Boluarte, luego de recibir mensualmente su nuevo sueldo de 35 568 soles pic.twitter.com/JXWao44gLu
— kleps (3 a.m.) (@rominabadoino) July 2, 2025
La discusión escaló al plano ético y político. Mientras la izquierda parlamentaria (incluidas las bancadas Juntos por el Perú y Socialista) impulsa proyectos de anulación inmediata del aumento, el ex canciller Javier González-Olaechea salió en defensa de Boluarte. Afirmó que el reajuste era “justificado” y “tardío”, y cuestionó a quienes lo calificaron como demagógico, comparándolo con los salarios de funcionarios estatales y choferes de mineras.
El premier Arana sostuvo que el ajuste surgió tras un estudio de Servir, para equiparar el salario presidencial con su rango constitucional. Pero esto no calmó los ánimos: la oposición argumenta que no se elevaron ni las pensiones mínimas ni el sueldo básico, y que el aumento no se acompaña de mejoras reales en servicios o recorte de gastos superfluos.
La ciudadanía reacciona con indignación: según encuestas, alrededor del 90 por ciento rechaza la medida, y la figura de Boluarte carece de respaldo popular. En los próximos días, el Congreso definirá si ratifica la convocatoria a la mandataria y aprueba las iniciativas que buscan revertir el alza.
María del Carmen Alva, ex presidenta del Congreso, afirmó que si Boluarte no acude al llamado legislativo, el Parlamento podría avanzar hacia un proceso de vacancia. Sin embargo, el oficialismo parece mantenerse firme y bajo discurso técnico, sin comprometer versiones públicas que expliquen con claridad el costo fiscal y social de la medida.
Este episodio revela una grieta profunda entre una cúpula que considera necesario actualizar los sueldos institucionales y una sociedad que exige prioridades en otros frentes. Perder la confianza no es gratis: la gobernabilidad de Dina Boluarte ya pende de un hilo.