Y no solo eso, sino que además le deseó éxito en la formación de gobierno, reafirmando el compromiso de Perú de fortalecer los lazos de cooperación con Alemania, "en beneficio de ambas naciones y en favor de la paz y un orden multilateral basado en reglas". Un discurso diplomático que contrasta con la crisis institucional que enfrenta su propio país.

Mientras Boluarte se entretiene con la política europea, en Perú las protestas, la crisis económica y la falta de liderazgo son el pan de cada día. Pero claro, para la presidenta parece más importante dar cátedra de relaciones internacionales que atender los problemas internos.

En Alemania, con el total de las actas escrutadas, la CDU-CSU obtuvo un 28,6 por ciento de los votos, mientras que la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) se consolidó como la principal fuerza de oposición con un 20,8 por ciento. Los socialdemócratas (SPD), por su parte, sufrieron una humillante derrota con apenas un 16,4 por ciento, su peor resultado histórico.

Merz, quien ahora debe negociar para formar una coalición, declaró que su partido recibió un claro mandato para encabezar el gobierno y que ya están en marcha las conversaciones con los socialdemócratas. Mientras tanto, en Perú, la única coalición que parece preocupar a Boluarte es la de su propio gabinete, cada vez más desgastado y deslegitimado.

En definitiva, la presidenta peruana demuestra una vez más su desconexión con la realidad nacional. Entre crisis, protestas y un gobierno tambaleante, su prioridad parece ser felicitar a líderes europeos. Quizás en su próximo comunicado nos sorprenda con un saludo a algún político de Groenlandia.