Las protestas, que comenzaron el pasado sábado, incluyen consignas como “Dina asesina”, lo que evidencia la polarización política y social en el país. Esta situación refleja la grave crisis que atraviesa el país, donde la desaprobación hacia la presidenta alcanza cifras históricas.

De acuerdo con encuestas recientes, su nivel de aprobación se aproxima al 5 por ciento, colocándola en un margen de error en las mediciones de opinión pública.

Boluarte viajó a Suiza para encabezar una delegación que participa en el Foro Económico Mundial, un evento global que reúne a líderes políticos y económicos.

La delegación también incluye al canciller Elmer Schialer, al ministro de Economía y Finanzas, José Arista, y al ministro de Desarrollo Agrario y Riego, Ángel Manero. El objetivo declarado del viaje es fortalecer la imagen de Perú como un país confiable e innovador, comprometido con el desarrollo sostenible, y buscar establecer relaciones económicas y atraer inversiones.

Sin embargo, la presencia de Boluarte en este evento internacional se produce en medio de una aguda tensión política en el país. Desde su llegada a la presidencia, la mandataria ha sido duramente criticada por su manejo de la crisis social y las denuncias de violaciones a los derechos humanos durante las protestas en diversas regiones.

Aunque el gobierno justifica sus acciones como necesarias para mantener el orden, sectores de la sociedad civil y organismos internacionales han exigido investigaciones independientes sobre estos hechos.

Las protestas en Zúrich, aunque de carácter pequeño, cobran una relevancia simbólica al coincidir con la celebración de un evento de alto perfil mundial. Estas movilizaciones son un reflejo de la desconexión entre el Gobierno y una parte considerable de la población, que continúa expresando su descontento con la gestión de Boluarte.