Opinión
Completamente incomunicados

La Primavera de Annobón

Annobón es una isla pequeña que, durante los últimos diez años, ha estado sufriendo los efectos de la colocación de explosivos.
A partir de ahora, el pueblo de Annobón está completamente incomunicado con el resto del mundo, abriendo la posibilidad a violaciones masivas de derechos humanos sin registro alguno.
El avión en el que Obiang que trasladó a los secuestrados.

Por Orlando Cartagena Lagar (*)

Annobón es una isla pequeña que, durante los últimos diez años, ha estado sufriendo los efectos de la colocación de explosivos para destruir canteras con el fin de construir el puerto y el aeropuerto.

Cada detonación afecta las viviendas, que ahora están llenas de grietas; algunas están tan dañadas que se puede hablar con alguien desde afuera a través de las paredes. El suelo se ha desestabilizado.

Las calles de Annobón, que antes absorbían el agua de lluvia y no estaban asfaltadas, hoy se convierten en piscinas porque han echado piedras para permitir el paso de camiones. Esto ha resultado en la creación de lagunas llenas de mosquitos, ya que la tierra ya no absorbe el agua.

En lugar de ser beneficioso para el pueblo, la construcción del puerto y del aeropuerto ha sido contraproducente. El puerto permanece vacío todo el año y el aeropuerto fue construido arrojando piedras sobre la única playa de arena de la isla. Esta situación obliga a los habitantes a agacharse cuando pasa un avión. En las últimas semanas, han llegado dos contenedores de dinamita para continuar las detonaciones, con la excusa de hacer carreteras, aunque no hay un proyecto claro ni viable.

El pueblo se reunió con el gobernador para expresar su oposición a las detonaciones, ya que las casas se están rompiendo. Como prueba, mencionaron que las personas se veían obligadas a refugiarse en la playa durante las detonaciones porque se realizaban en una roca cercana a la capital para ahorrar combustible.

El gobernador les pidió que redactaran un documento formal para enviarlo al gobierno central. Se redactó y se entregó el documento, pero unos días después, el gobernador anunció que un avión había llegado y que los firmantes debían ser trasladados a Malabo, Guinea Ecuatorial. El pueblo se opuso, argumentando que los firmantes representaban a toda la comunidad y que era injusto responsabilizarlos individualmente.

A pesar de la oposición, los firmantes fueron forzadamente llevados a Malabo, tratados como delincuentes, y trasladados con violencia, incluyendo golpes y culatazos. En el campamento, se les impidió cualquier contacto externo, y cada botella de agua o comida que se les llevaba era previamente consumida por los militares.

Esta mañana, los firmantes han sido trasladados a Malabo bajo estrictas medidas de seguridad. Las condiciones en las que se encuentran son inciertas, y es preocupante que los annoboneses hayan sido removidos de su territorio natal sin garantías de mejor vida.

En Malabo, el gobierno ha movilizado a toda la tropa por un documento que simplemente expresaba la voluntad del pueblo de detener las detonaciones. Frente a la respuesta de los annoboneses, Obiang no tuvo mejor idea que cortar todas las comunicaciones, dejando a la isla sin servicio telefónico e internet. A partir de ahora, el pueblo de Annobón está completamente incomunicado con el resto del mundo, abriendo la posibilidad a violaciones masivas de derechos humanos sin registro alguno.

Esta es la situación: los firmantes están en Malabo y el pueblo de Annobón sigue en pie de lucha, resistiendo ante la brutalidad y la injusticia, aunque en esta ocasión, alejada de la mirada internacional.

(*) Orlando Cartagena Lagar es el primer ministro de la República de Annobón.

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